Friday, January 5, 2007

Primeros poemas - 6 de 6: Denuncias

DENUNCIAS

En la iglesia del santón roque ruedan novias
para abrirlas de noche como se le abre a un caballo
la boca
clientas de la desdicha con la serpiente entre los dientes
y mineros sin linterna con picos y tijeras
sí mi amor hasta que te mueras
ábrete te amo de piernas ábrete sésamo
he traído mi taladro escondido en el perro de regalo
noche debería darte algo de pastel de vergüenza
tu tía bruja empachada con corbatas y jotas apestosas
y la manada entusiasmada
con dos huevos una zanahoria y una almeja
y tú mi compañera no te preocupes de mañana
no sé tal vez y entre otras cosas
ya no haya mermelada.


Primeros poemas - 5 de 6: El Sub

EL SUB

En un chamizo donde se sueña
con vodka y arañas
un niño similar a una rata bucea en un macho
los polvos de la gitana
Rocío con ojeras
como cardenales de vino
o dudosos vientres de cucaracha
ya no la ojos de gata
entra en mi cama despeinada
anda puerca ponte a cuatro patas
Rocío carnes vieas ahorcadas
oliendo a metal y armenio
como si fuera a venir de un viaje en tren que nunca acaba
donde estará ahora el borracho
que a los treinta le dejó en el vientre
un ejemplar de niño rata
las vueltas que da la vida, mira tú
ya no labios de ketchup
ya no piernas de yogur
su cuerpo desnudo bajo la bata
perdió el cuero de tanto baquetazo en los timbales
y de tanto rascar colchones
Rocío molinera
de joven, dos pechos suaves como melocotones
molinera aviesa de las de besa y entierra
y huesos de oliva sus pezones
Rocio se empeña en ser palmera
y sólo es unas cuantas hojas de lechuga
que el viento arrastra por arrabales, un cactus seco
para el vientre de los chacales
en un quiste de chabolas
con tele y tres paredes
un niño rata ve llorar a la gitana.


Primeros poemas - 4 de 6: Marino de vino era

MARINO DE VINO ERA


Marino de vino dios al suburbio era
y sorteaba cada mes treinta viajes al mar verte
y guardaba blancos rizados suaves treinta trajes
para ti sirena clavada en mis manchas
en tus nalgas velero hasta el alba
en mi ancla tu y yo a trancas y barrancas


Marino de vino todo el mar triste y sin tino
a romper y quemar lo que yo te quería
y me quedé no llorando con peleas en mis manos
y cristo malas pintas me dijo
no te rajes queda alcohol en tus costillas
y en mi barba salfumán y lejía.



Primeros poemas - 3 de 6: Subleyendas

SUBLEYENDAS

Sufro en el dormitorio materno
sufro remoto y perdido
en la alcoba inclemente
su cama de corazón blanco e incuriado
su corazón cristalizado en gemidos
su colcha envarada en mi fluyente respiración
toda la luz hospitalaria allí retenida
toda la soledad acumulada en la habitación
emerge a un mar
a un camino sin fin de olivos
sin quite mi cuerpo
preso a los pies del lecho


Sólo dos mares
el Rojo y el Negro
un sinfín de sufrimientos sueltos
sólo dos mares
yo sangre, yo duelo
sin un sueño entre perros sin número
entre firmes trenes sin hermosura
nadie a quien despedir
nada que llorar
nada
y los perros se perpetúan en mi alcoba
los perros con sus lomos retrasados
unos mil años retrasados dice el maquinista


Siempre llegan tarde tus caricias
y tus besos...
Tus besos no llegan nunca.



Primeros poemas - 2 de 6: Trayecto 33

TRAYECTO 33

La esponja absorbía lágrimas de botella
y la mujer sapo aceleró el ritmo de comprar
objetos inservibles
dijo adios a la mujer alga
dejó sus sueños
como las piernas atadas de la muñeca
oscilando en las ramas
péndulos inclinados
el lápiz trazo un sol enamorado
y fue expulsada
amores de balcón
se derramaban en su cara
como trenes de agua
bajo la lluvia de lavabo carcelario
una vez más
los gatos se deslizaban sobre el queso

Primeros poemas - 1 de 6: Introduccion

INTRODUCCION


«Cuando hubieron comido y bebido y reinaba la mayor alegría, el anciano Rey propuso un enigma a la Camarista.
- ¿ Qué culpa comete la persona que engaña a su señor? - dijo. Y le contó toda la historia, para terminar preguntando: - ¿ Qué castigo debe tener?
La falsa novia contestó:
- He aquí el castigo que yo la daría. La metería, completamente desnuda en un barril lleno de clavos y la haría arrastrar por dos caballos blancos, de calle en calle, hasta que cayese muerta.
- Pues ese será vuestro castigo -dijo el Rey-. Vos sois la culpable y el Juez.»

"La Pastora de los Gansos"
Hermanos Grimm


Algunos destellos del profesor Mirmidon - 5 de 5


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Algunos destellos del profesor Mirmidon - 1 de 5

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